La obsolescencia programada del marketing:
Seguramente la mayoría de los lectores de este blog, recordarán la marca y compañía de su primer móvil.
Yo lo recuerdo perfectamente. Corría el año 1995 y mi banco por la domiciliación de la nómima me regalaba un móvil y claro, el servicio con la compañía tenías que contratarlo: en mi caso con la extinta Airtel.
La mayoría recordará esta campaña que se hizo viral aquella Navidad de 1999:
Hola soy Edu, feliz Navidad
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=0VIStKrCBHQ&w=560&h=315]
Y como no, también recuerdo perfectamente a la persona que llamé: mi querida madre. Y también recuerdo que ese móvil me acompañó durante casi cuatro años.
Ni que decir tiene, que ahora nos parecería un auténtico «ladrillo» por su peso y diseño, pero hace casi 22 era pura tecnología.
Pero no voy a hablar de la añoranza de aquellos años, cuando internet empezaba a fraguarse y los móviles comenzaban su rápida penetración.
Quiero reflexionar sobre la obsolescencia programada en el contexto del marketing.
La obsolescencia programada: estrategia de marketing, estrategia tecnológica o mito
Cuando hablamos de obsolescencia programada, casi siempre se nos viene a la memoria el móvil sin duda. A nadie se el escapa que un producto como el móvil está fabricado con una duración determinada.
Pero si lees este artículo quizás, pienses lo contrario:
Puestos a buscar culpables, los verdaderos responsables de que nuestros teléfonos inteligentes queden obsoletos son los desarrolladores de aplicaciones. Y, al mismo tiempo, también lo somos nosotros mismos.
Es este artículo, se reparte la responsabilidad a partes iguales entre fabricantes, desarrolladores, y también a los propios consumidores.
Pero lejos de este debate, centrado en los móviles, lo que está claro, es que muchos fabricantes de productos de gran consumo, creo que lo hacen de tal forma que el producto tenga una fecha de caducidad temprana, es decir, se crean productos ya pensados para que duren poco con el fin de que el consumidor no lo pueda seguir usando y tenga que comprar uno de nuevo.
Así pues, con este método se consigue que el consumidor no deje nunca de comprar y la economía y los beneficios para el productor/empresario sigan creciendo.
Esta metodología se empezó a establecer, cuando las grandes empresas vieron que crear productos de larga duración no les beneficiaba.
Y por qué no reconocerlo:
La obsolescencia programada, ha jugado y sigue jugando un papel muy importante para el estilo económico capitalista.
Las herramientas de marketing también tienen su obsolescencia programada.
Y precisamente enlazo con esta premisa: la obsolescencia programada ha jugado y sigue jugando un papel importante en el estilo de marketing capitalista del momento.
Mi reflexión viene dada, que nosotros los profesionales de marketing, (entre los que me encuentro) concebimos herramientas para que en cierto tiempo se queden obsoletas, pero no por el propio mercado, sino porque de cara a los clientes y anunciantes, debemos plantear nuevos conceptos y terminologías, para parecer más modernos y alineados con los tiempos que corren.
Quizás sea tirar, piedras sobre mi propio tejado, pero es una reflexión personal de la responsabilidad que tenemos frente a la sociedad y sobre todo frente a las nuevas generaciones de profesionales que vienen pisando fuerte y que quizás confundimos.
Algunos ejemplos:
Un ejemplo podría ser cómo ha evolucionado los conceptos del marketing directo, al marketing relacional y de ahí, al inbound marketing.
El inbound marketing es una metodología que combina técnicas de marketing y publicidad no intrusivas con la finalidad de contactar con un usuario al principio de su proceso de compra y acompañarle hasta la transacción final.
Además en un contexto de conocer al cliente o buyer persona. a través de una segmentación y sobre todo aportando valor a los contenidos que ofrezco para lograr una venta y lograr fidelización.
Básicamente el marketing directo y relacional postulaban el mismo principio: identificar y cualificar al cliente potencial con el objetivo de construir una relación en todo el proceso de venta: antes, durante y después de manera no intrusiva.
Y una de las mejores definiciones de marketing relacional la ofreció Josep Alet. profesor mío en un master en marketing directo, relacional e interactivo que realicé en el año 1999.
“El proceso social y directivo de establecer y cultivar relaciones a largo plazo con los clientes, creando vínculos emocionales, con beneficios para cada una de las partes, incluyendo a vendedores, prescriptores, distribuidores y cada uno de los interlocutores fundamentales para el mantenimiento de la relación”
Bien es verdad que cuando se conceptualizaron el marketing directo y relacional, no existía internet, pero de igual manera había otros medios. Pero, en realidad los medios, no son lo que le otorgan la esencia a la herramienta, sino más bien el cómo nos conectamos con nuestro cliente.
Mi conclusión, es que los profesionales del marketing también necesitamos de la obsolescencia programada de conceptos y redefinir terminologías, siguiendo el estilo de vida profesional, para que parezcamos más actuales y modernos.
Necesitamos plantear y dejar en el olvido determinados conceptos, para abrigar y renombrar nuevos, con el fin de seguir un ciclo de venta para vender nuevos proyecto o ideas a nuestros clientes.
Podría poner más ejemplos que los hay, pero aquí dejo al lector de este blog a que si quiere reflexione sobre ello y me envíe otros ejemplos que publicaré en otro post de este blog.
Así que ya sabes, veremos qué viene después de inbound marketing, porque seguro que entrará en su etapa obsolescente.
Del lat. obsolescens, -entis.
1. adj. Que está volviéndose obsoleto