Hace unos meses abrió en Madrid un nuevo macro espacio librería de la mano de La Central cerca de la Plaza Callao. Situada en una casa palacio de 1.200 m2, alberga más de 70.000 volúmenes de fondo especializado en filosofía, historia, ciencias sociales y literatura. En las tres plantas del edificio también puedes encontrar un café-restaurante (El bistró) y una coctelería (El garito), así como una variada programación de actividades culturales.
Ya hay grandes operadores en Madrid y la competencia ni mencionarla, por obvio. El argumento de Antonio Ramírez (fundador de La Central junto a Marta Ramoneda) para embarcarse en tal empresa en los tiempos que corren es el siguiente:
“Los libreros clásicos tenemos poco juego en el campo de las ventas digitales y ante los monstruos globales; solo nos queda la dimensión física, la librería como un lugar donde se encuentran personas reales con objetos concretos y en momentos específicos”
Y apuntaba también:
«Hemos de vender más un momento, una experiencia, algo más que un libro propiamente dicho”
Su propuesta de valor no se aferra en el precio, en intentar competir con los grandes del comercio electrónico. Su propuesta ciertamente alineada con el marketing experiencial: queremos vender una momento en la rutina diaria de los que nos visiten, una experiencia agradable y tranquila, relajada. La dimensión física del espacio recobra su protagonismo para crear una atmósfera para lectores y compradores.
Hace unos meses leyendo el suplemento el cultural, me topé con un artículo que me llamó la atención y que está relacionado igualmente con lo comentado. El título del artículo era Literatura Experiencie: su autor Ignacio Echevarría reflexionaba sobre si se puede poner en valor la idea que la lectura puede constituir una experiencia. Traigo aquí parte del su reflexión del artículo:
«Roberto vino a decir que no veía que los editores acertaran a vender bien sus productos, que le parecía a él que no sabían transmitir convenientemente la idea de que la lectura puede constituir, sobre muchas otras cosas, una experiencia.»
«No estoy muy seguro de glosar correctamente las palabras de Roberto, pero arrimo el ascua a mi sardina y estiro aquí su reflexión en la dirección que ahora me interesa. El caso es que, cuando Roberto dijo lo que dijo, yo recordé esos packs de regalo que al parecer han hecho furor en los últimos años y con los que uno se topa en los FNAC o los Corte Inglés, entre otros puntos de venta. Se trata de una especie de carpetas que incluyen vales canjeables por las más diferentes actividades de ocio y de esparcimiento, desde una noche en un hotel con encanto a un circuito de spa, con masaje incluido, pasando por una actividad de riesgo, en plan aventura, cosas como practicar submarinismo, lanzarse en paracaídas y otras salvajadas.»
«La oferta es apabullante, se ajusta a todos los apetitos y a todos los bolsillos, e insiste machaconamente en esa idea de “experiencia”. Los títulos de los packs son conmovedoramente elocuentes. Les selecciono unos pocos, de un folleto cualquiera que ha caído en mis manos: “Refugio para dos”, “Noche en la ciudad”, “Entre viñedos”, “Estancia en familia”, “Cuerpo y mente”, “Te quiero” (?), “Mundo de sensaciones”, “Bienestar para él”, “Estancia cultural”, “Desafío total”, “Adrenalina extre«Retomando la observación de Roberto Enríquez, me pregunto a su vera cómo ningún editor toma nota de esta estrategia comercial y se plantea emularla, adaptándola convenientemente a sus intereses. Se trataría, primero de todo, de insistir, sí, insistir en esa idea de que la lectura de un libro puede constituir una experiencia singular, valiosa y absorbente, comparable en intensidad a cualquiera de las que se brindan en esos packs, y a menudo más compleja y enriquecedora, además de conservable y transmisible.
«Me limito a encarecer, como postula Roberto, el valor de experiencia que tiene una lectura realizada en las condiciones adecuadas, oportuna y bien orientada, convenientemente segregada de esa actividad instrumental o prospectiva, a menudo azarosa, discontinua, dispersa, en que suele traducirse comúnmente el asiduo acto de leer frente a un ordenador, reclamado por todo tipo de solicitudes; o de ojear un periódico o una revista.
¿qué demonios dificulta que un editor convenza a los consumidores de que tiene reservado para ellos, mediante la modesta inversión de 18 euros, pongo por caso, una entretenida jornada en Dublín, un excitante devaneo amoroso, una trepidante pesca de ballenas, una relajante meditación sobre el tiempo o un estremecedor recorrido por el río Congo?
El artículo se puede leer completo aquí Me valgo de su artículo para reflexionar si poner en valor la «experiencia lectora» puede ayudar a incrementar ventas o aumentar la lectura.
1.- Hay que diferenciar entre la experiencia de compra a la experiencia lectora. Sí creo, que hay que avanzar en generar experiencias de compra en los puntos de venta. El consumidor y comprador de libros habitual creo que utiliza diversos canales para adquirir libros. Yo mismo he comprado libros por internet, pero no dejo de comprar libros en el punto de venta. Pero debo encontrar el momento preciso y adecuado para cada situación y ponerla en valor.
2.- La compras de libro son en muchas ocasiones por impulso y en este sentido es importante innovar en la experiencia de compra para incrementar las ventas. Facilitar la visualización y la posibilidad de lectura del libro, pone en valor el acto de compra. Si los espacios están dotados de servicios como wifi gratuito, espacios cómodos y relajados, quizás conectemos con un público de compra por impulso.
3.- Extender la experiencia lectora física a on line: hoy en día con los nuevos medios digitales las posibilidades enriquecer la experiencia lectora con vídeos, animaciones etc. La tecnología que más futuro tiene es la realidad aumentada.
Sony ha presentado Wonderbook, una serie de libros para realidad aumentada con PlayStation 3 y PlayStation Move, aunque llegará próximamente a más dispositivos como tabletas Android. El primero de estos títulos será Book of Spells, basado en las historias de J.K. Rowling con Pottermore, el universo de Harry Potter. Estos libros permitirán interactuar con la historia que se cuenta en ellos, realizar conjuros y derrotar a enemigos que salen de las páginas.
Un Club de Lectura es una conspiración: un grupo de personas que conspiran para entender una obra, para descifrar su fábula, para obtener de ella el máximo placer, para someterla a malos tratos hasta que confiese, para interrogarla hasta descubrir su secreto, para desmontarla en piezas y volver a armarla, para averiguar cuánto sabe de nosotros, para aprender a leer lo que no logran ver los lectores distraídos, con prisa o sin valor para acercarse demasiado.
La literatura como juego, el Club de Lectura para adultos, propone una serie de lecturas activas en las que el juego de la literatura se convierte en el deporte rey. De la mano del escritor Pablo Nacach, el primer miércoles de cada mes, los y las participantes se reunirán para comentar y analizar una obra literaria. Además, propondremos actividades alternativas como acudir a exposiciones, a muestras literarias o a Ferias del Libro, organizar charlas con escritores y encuentros con otros Clubes de Lectura o participar en concursos de escritura.
Las «3 eRRes» de BookCrossing…
- Read (Lee) un buen libro (eso ya sabes hacerlo)
- Register (Regístralo) aquí (junto con tus comentarios en el diario), consigue un BCID (Número de IDentificación BookCrossing ), y etiqueta el libro
- Release (Libéralo) para que lo lea alguien más (dáselo a un amigo, déjalo en un banco del parque, dónalo a la caridad, «olvídalo» en una cafetería, etc.), y te será notificado vía email cada vez que alguien venga aquí y haga una entrada en el diario para ese libro. ¡Y si escribes Notas de Liberaciónsobre el libro, otros pueden Ir de Caza e intentar encontrarlo!
Una memorable iniciativa el poder liberar un libro de tu propiedad y seguir su rastro por todo el mundo.
Pues vendamos momentos, memorables, situaciones únicas, espacios singulares para seguir potenciando una industria cultural como es la editorial. Hemos de vender más experiencias que enriquezcan la propia compra del libro, la lectura en sí misma y la recomendación.
Qué otras experiencia conoces que podamos destacar. Compártelo.