Más allá del turismo musical: llega la «swiftcation» como nueva tendencia turística

No sé qué más nos queda ver el turismo, pero creo que este nuevo concepto de la «swiftcation» que acabo de descubrir es para preocuparse.

Yo recuerdo perfectamente en los años 80 cuando fui a mi primer concierto: ver a los Hombre G.

Toda una experiencia que recordaré toda mi vida.

Pasados los años y observando cómo evoluciona el sector del turismo musical me preocupa esta desmedida y fanática tendencia.

La cantante está triunfando alrededor del planeta gracias a su colosal ‘The Eras Tour’, una experiencia que ningún ‘swiftie’ se quiere perder y por la que están dispuestos a recorrer miles de kilómetros para poder vivirla.

Conseguir entradas para ‘The Eras Tour’ fue una auténtica odisea para millones de personas, que estaban dispuestas a desplazarse a cualquier parte del mundo para poder ver a la cantante de ‘Cruel Summer’. 

De hecho, Taylor Swift ha traspasado las fronteras de la industria musical y se ha convertido en un activo imprescindible para la economía, la política europea… e incluso para el turismo internacional.

Un estudio Travel Trends 2024, que se presentó en Fitur 2024, arroja como resultado que el 49% de los españoles ha viajado alguna vez para asistir a un concierto o festival, pasando al menos una noche fuera de casa.

A ello cabe agregar que el 49% se animaría a viajar con amigos para compartir una experiencia de este tipo y, por si fuera poco, el 67% afirma que viajaría para ver a sus músicos favoritos en cualquier época del año.

Gasto en turismo musical

Por el contrario, España (38%) y Francia (35%) son los países que más gastan, con festivaleros capaces de gastarse entre 300 y 600 euros, sin incluir las entradas.

De hecho, en España, el 13% de los aficionados a la música que habían viajado anteriormente para asistir a un evento musical en directo estaría dispuesto a gastar más de 600 euros para volver a hacerlo, según revela el estudio sobre esta tendencia que ha dado a conocer Amadeus.

No voy a poner en duda esta tipología de turismo, pero tengo que ser algo crítico si queremos tener un sector sostenible, donde creo que este tipo de iniciativas no deberían ser las grandes palancas de los destinos urbanos.

Ya se habla de la Swiftcation como la tendencia de viajes que lleva por el mundo a los fans de Taylor Swift.

La cantante está triunfando alrededor del planeta gracias a su colosal ‘The Eras Tour’, una experiencia que ningún ‘swiftie’ se quiere perder y por la que están dispuestos a recorrer miles de kilómetros para poder vivirla.

La parte europea del ‘The Eras Tour’ llegará el próximo mes de mayo al Viejo Continente, en el que Taylor Swift realizará medio centenar de conciertos en ciudades de 12 países distintos, y el interés por los lugares por los que pasará la artista de ‘Coney Island’ ha aumentado exponencialmente.

Según un estudio realizado por eDreams.

De esta manera, las búsquedas sobre Estocolmo han crecido un 443 %; las de Varsovia, un 339 %, y las de Edimburgo, un 176 %.

Tampoco se quedan atrás Liverpool (un aumento del 133 %) y París, que ha doblado su número de búsquedas. En menor medida también ha crecido el interés en Google acerca de Zúrich (76 %), Lyon (67 %), Milán (57 %), Ámsterdam (50 %), Viena (46 %) y Madrid (23 %). Y es que Taylor Swift ha creado una nueva tendencia turística, la Swiftcation, que es la de recorrerse el mundo solo por asistir a un concierto de su gira.

¿Pero es esto sostenible? ¿Es beneficioso para los destinos urbanos donde recalará la artista con sus conciertos?

En la era actual de la cultura del fandom y las redes sociales, parece que no hay límite para las formas en que las celebridades pueden influir en nuestras vidas,

¡incluso en nuestras elecciones de viaje!

La última tendencia que ha estado causando revuelo en el mundo del turismo es la «Swiftcation», una experiencia diseñada específicamente para los fanáticos acérrimos de la superestrella del pop Taylor Swift.

Pero, ¿qué hace exactamente una Swiftcation?

Básicamente, es el el fanatismo por ir a los destinos donde la artista tenga un concierto

O un viaje temático que lleva a los seguidores de Swift a través de un recorrido por lugares relacionados con la vida y la carrera de su ídolo, desde sus lugares de nacimiento hasta los sitios donde filmó sus famosos videoclips.

La idea es sumergirse por completo en el mundo de Taylor Swift, viviendo como lo haría ella durante su ascenso a la fama.

Sin embargo, detrás de la brillante fachada de esta experiencia aparentemente única y emocionante, se esconde una serie de preguntas importantes que debemos plantearnos.

¿Es realmente esta la forma en que queremos experimentar un destino?

¿O es simplemente otra forma de capitalizar la fama de una celebridad para vender paquetes turísticos?

Uno de los principales problemas con las Swiftcations es que, a menudo, promueven una visión muy estereotipada y superficial del lugar que se está visitando.

En lugar de explorar la riqueza cultural y la historia auténtica de un destino, los participantes están más interesados en capturar la selfie perfecto frente a la casa donde Swift pasó su infancia.

Esta falta de profundidad y autenticidad en la experiencia puede dejar a los viajeros con una sensación de vacío una vez que regresan a casa.

Además, las Swiftcations tienden a perpetuar la idea de que la vida de una celebridad es algo aspiracional, algo que deberíamos tratar de imitar o replicar en nuestras propias vidas.

Esto puede conducir a una desconexión con nuestra propia identidad y experiencias, ya que nos centramos en seguir los pasos de otra persona en lugar de explorar nuestras propias pasiones y sueños de viaje.

En última instancia, mientras que las Swiftcations pueden ser divertidas y emocionantes para los fans más devotos de Taylor Swift, es importante cuestionar si este tipo de turismo realmente enriquece nuestras vidas y nos permite conectarnos más profundamente con el mundo que nos rodea.

En lugar de seguir ciegamente las huellas de una celebridad, tal vez deberíamos buscar experiencias que nos desafíen a crecer, aprender y descubrir nuevas perspectivas sobre el mundo y sobre nosotros mismos.

Esa es la verdadera esencia del turismo experiencial.

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